Listaa

martes, 3 de noviembre de 2015

Página 611.

Y lo sentí, sentí una vibración sobre mis dos dedos. Siendo sincera y sin espacio para reírme, de verdad pensé que no tendría pulso, ya sabes, sin corazón no se puede bombear la sangre, y Edgar lo arrancó con sus propias manos y lo tiró lejos de mí. O eso pensaba, tal vez sólo estaba roto, averiado, oxidado, un corazón sufrido y forzado. Ya sabéis lo que dicen, las mejores heridas no se curan con tiritas, si no con hilo de coser. Lo malo es que el hilo de coser no se compraba en una tienda, el hilo de coser, y el mismo hecho de que el corazón sea cosida está en las manos del tiempo, el tiempo que necesites tú para superarlo. Y tampoco es que se supere, las personas no se pueden superar como si fuesen un examen, ni mucho menos olvidar. Una persona importante nunca se olvida...sólo aprendes a vivir con la idea de que ya no está al lado de ti. Y al igual que te acostumbras de los días de lluvia en invierno y los de sol en verano, lo acabas haciendo de la compañía de una persona. Tal vez por eso se llora tanto cuando muere una mascota, porque estabas tan acostumbrado a su cariño, su presencia y su aura que te rompe todos los esquemas de un día para otro. Así que estoy aquí, intentando aceptar, no superar, la pérdida de alguien de viaje. 
Y la verdad es que eso había acelerado mi pulso. Y jugué. Resulta que si pienso, recuerdo o intento imaginar que Edgar está a mi lado mi pulso se descordina por completo y mi corazón roto baila como un loco apresurado, rompiéndose cada vez más y más. Sentí un fuerte dolor en la sien, un agujero negro que se formaba en la tripa, amenazando con hacerme desaparecer, un nudo en la garganta que apretaba con fuerza, una respiración acelerada y un pulso frenético. Supongo que es ahí cuando te das cuenta de que estás enamorada y has perdido a alguien. Supongo que cuando sientes que te han dado una palia y estás hecha polvo internamente, mientras tu corazón corre una carrera en tu pecho que no tiene ni principio ni final, es cuando lo sabes. Tal vez mi principio fue él, lo que no tengo claro es cual será mi meta. 

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