-¿Y a qué viene lo de mirar?
-No todos los días te encuentras a alguien sin
ropa que decida meterse en un río helado por su propio pie- admití - Sólo venía
a comprobar tu estado, pero ya está, veo que no tienes problema alguno- cambié
mi nerviosismo por despreocupación y comencé a balancearme con los dos palos
metálicos hasta el comienzo de las piedras para llegar hasta mi hermano.
-¿Con quién vienes?- frunció el ceño
peinándose con la mano y luego abrochando el botón de sus pantalones, fruncí el
cejo al igual y vi a la chica extraña del río, que ahora, al menos cargaba
ropa, un vestido casi transparente de manga corta. Creo que mi hermano se dio
cuenta pronto de que no cargaba sujetador.
-Es..- le miré de nuevo, ni me había percatado
de que me seguía - No sé- concluí.
-¿Dices que no es normal ver a alguien metido
en el río desnudo y me traes hasta dónde tu novio se está bañando?- dijo con una nota de sarcasmo .
-Es mi hermano, no mi novio - aclaré- Y él lo
necesitaba urgentemente.
-¿No tienes frío?- le miró de arriba abajo en
la pregunta mi hermano.
Negó y se encogió de hombros- Eh, Ercole, ¿crees
que podamos ir a ver la nieve? , ¿Por favor? - dije con cara de perrito
degollado. En realidad nunca había tocado la nieve, sabía que estaba fría sí,
pero nieve, lo que se dice nieve, no había tenido el gusto de hacer esas peleas
geniales que salen en las películas o esos angelitos con tu propio cuerpo. En
Jesolo cada vez que nevaba, era por cinco minutos, y la lluvia siguiente la
convertía en agua rápido. Era desesperante.
Colocó mi gorro azul con sus manos y repasó la
letra que estaba puesta en el centro, dejó la yema de su dedo en mi nariz y le
dio un pequeño golpecito- Tienes la nariz roja- sonrió - Y las orejas, y unos
coloretes terriblemente adorables- apretujó mis mejillas y sonreí despacio- Y
lo demás de tu cara y tu piel está blanco como un fantasma- sonrió y solté vaho
al reírme. - Y sí, iremos a ver la nieve- dijo y sonreí -Rudolf- me guiñó el
ojo y dejé mi sonrisa.
-¿Estáis seguros de que no sois novios...?-
preguntó la chica del río , ¿por qué no se había ido ya?
-Que no- contestamos los dos a la vez.
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