-¿Y quién es esa, Ercole, quién?
-Sólo mira dentro de ti- cerró los ojos y
respiró calmado.
-Al final siempre le elegiría a él. Siempre.
-Abrió los ojos y me miró con un silencio lleno de palabras - No sé cuándo
decidió hacerme tanto daño- comenté sin pensar en nada más - No sé si un día se
despertó con ganas de hacerlo, o simplemente tuvo la genial idea de mudarse, aunque
sea por un mes, y tampoco sé el tiempo que estará lejos de mí... pero aun que
estuviese en el pueblo también le sentiría lejos, ¿entiendes? No es cuestión de
kilómetros, puedes sentir que alguien está lejos de ti aunque estéis a dos
pasos uno del otro. Él ya se ha alejado de todas las maneras posibles de mí, te
imaginas... ¿te imaginas por un segundo que él estuviese en mi posición? -
pregunté en voz alta, a nadie en general, mirando la nieve que reposaba en los
pinos manchados de verde- ¿Te imaginas una yo que es capaz de no contestar
ninguna llamada?- dije siendo soñadora - Estaría bien dejar de ser débil, o
dejar de fingir que no eres débil por un día y quitarte esa coraza de "soy
fuerte", para mostrar lo que de verdad eres al mundo...pero, ¿Y si no les
agrado?, ¿Y si no soy de su gusto?, ¿Y si les doy miedo?
-Entonces morirás sola, pero sabiendo que has
sido lo que has querido ser toda la vida- susurró un tiritante Ercole
-Sí, pero sola al fin y al cabo- seguí en mi
punto.
-Nina, recuerda esto: Eres una maldita zorra
sin corazón - le miré -Debes hacerlo por los restos, cuando intenten hacerte
daño, cuando las cosas no salgan del todo bien o cuando te estés enamorando de
nuevo, sólo piensa.
-Tengo corazón, lo estoy sintiendo romperse
ahora mismo - le contradije.
-Tú, sólo deja pasar el tiempo y recuérdalo
más adelante.
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