Listaa

martes, 3 de noviembre de 2015

Página 624.

 Carraspeé y abrí rápido el libro por la hoja dónde le dejé - El amor no domina, pero educa, lo cual es mejor. O. V Leixener- sonrió y abrió los ojos para hacerme dar paso a la siguiente - Hmmm... -cogí bien el libro nerviosa- Los mejores momentos de un amor son aquellos en que te asalta una serena y dulce melancolía; cuando lloras y no sabes por qué; cuando reposadamente te resignas ante una desventura sin saber cuál es. G. Leopardi- le miré , estaba confuso mirando al cielo.
-¿Puedes leerlo de nuevo?- asentí, me senté y repetí lo mismo que había citado hace unos segundos -Hmmm... Grandioso- dijo mirándome y sonreí. 
-Esta es de Longfellow - le miré y asintió - En este mundo nada existe más dulce que el amor, y después del amor, la cosa más dulce es el odio- asintió y llevé mi mirada hasta la siguiente - No tengo nada que decirte, como no sea que tengo la imperiosa necesidad de decirte algo. Listz 
- Confuso- dijo negando despacio, sonreí.
-El que no sabe amar, no sabe morir . H. de Livry- alcé la vista y él tenía los ojos cerrados de nuevo - Si el amor continúa todavía en el fondo de nuestros corazones, todo está dicho; si se ha ido, ya no nos queda nada que decir. Liszt... de nuevo- bajé el libro despacio y lo cerré con cuidado.
-¿Por qué has parado?- abrió sólo un ojo. 
-Creo que leo estos libros para reflexionar- comenté tirando una piedrecita al agua- Y cuando encuentro una cita, que me hace hacerlo, reflexiono sobre ella- expliqué vagamente y con sencillez.
-¿Lo dices por la última?- asentí.
-Ya sabes, no sé si el amor continúa o se ha ido, pero algo me dice que lo ha hecho, que él se ha ido del todo y que ya no nos queda nada qué decir, pero en el fondo se siente como si quedase tanto por decir en voz alta - negué contra mi poca contradicción. 
-Está bien, se acabó lo de leer por hoy- agitó el libro para que lo mirase y lo guardó despreocupadamente - Si no sabes si se ha ido, o está aquí todavía, consúltalo con la almohada y tendrás una respuesta.
-La almohada- estampé mi mano contra mi frente - Mierda Ercole, vinimos aquí para que descansaras y se me fue el santo al cielo con la nieve, y...y...y... ¡ Aún tu mejilla está manchada de sangre y oh dios, soy estúpida!
Se rio profundamente- Nina, estoy bien - dijo con voz ronca- Deseaba ir a la nieve contigo - dijo con sencillez - Sólo es sangre seca, ¿vale? - me mordí el labio inferior - Vayamos ahora a comer y luego ya veremos- dijo tranquilo haciendo patrones con un pequeño palo en  la tierra húmeda.
Asentí rápido - Vamos, necesitas llenar el depósito- me puse en pie con ayuda, como siempre, y me decanté por volcarme en el bienestar y la salud de mi hermano. 
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