Uno...dos...tres, vamos Nina, no te olvides de
saltar.
Pero lo que saltó encima de mí había sido algo
diferente de lo que pensaba saltar. Otra vez, ahí se encontraba, cargado encima
de mí - Déjame- mandé.
-Me habéis hecho correr, habéis sido muy
malos- dijo con una voz casi calmada.
Miré al cielo, a las estrellas, a Cody, Cora y
Lucy mirando la escena desde arriba. Luego él interfirió en mi campo de visión
y fue lo único que pude ver.
Algo...algo...algo.
Tanteé con mi mano por encima de la nieve
fría, nada, nada, nada, un palo, nada, nada, nada...nada... y... ¡Una piedra!
Sí, sí.
La agarré fuerte con la palma de la mano, la
cerré para mayor sujeción y golpeé fuerte, al parecer, acabó en su ceja ceja
derecha.
Pataleé hasta salir y arrastrarme de nuevo, me
subí al neumático negro desgastado y me senté como pude, pronto empecé a ascender. Resoplé con algo de tranquilidad,
mientras Lucy recogía la escalera Cody y Cora tiraban de la cuerda, haciéndome
quedar cada vez más lejos del suelo.
No cabe qué decir que el hombre estaba que
echaba chispas, saltaba pero movía mis pies intentando que no alcanzase el
objetivo que quería.
Pronto llegué a la ventana, Cody y Cora me
cogieron por los brazos y me metieron dentro, caí estrepitosamente y con la
cabeza en el suelo de madera frío y respiré en los tablones intentando
recomponerme del susto, el esfuerzo, el shock o todo junto tal vez.
-Nina- me llamó Lucy en el hombro y me giré
para quedar boca arriba y mirar al techo, también de madera oscura- ¿Estás
bien?- cogí una gran bocanada de aire y asentí. -Espero que se vaya pronto-
tiró de mí con cuidado y acerqué mi vista a la ventana patosamente tapada por
una manta.
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